miércoles, 16 de noviembre de 2011

El juguete… ¿nace o se hace –más bien hacemos- sexista?

Qué duda cabe que a estas alturas del calendario nos acercamos vertiginosamente hacia fechas que, lo queramos o no, provocan sentimientos encontrados: hay quien las disfruta por lo entrañables, y hay quien está deseando que pasen tan rápido como llegaron; lo de siempre, sobre gustos no hay nada escrito.

Sea como fuere, lo que sí está claro es que, nos guste o no, son días de consumo feroz, incrementado a la enésima potencia.
A todas horas y en todos los medios se nos bombardea con continuos mensajes con el preclaro objetivo de generarnos necesidades inconscientemente… y lo consiguen, ¡vaya si lo hacen!

Y en este contexto de consumo voraz y enfervorecido ¿cómo obviar las campañas de juguetes dirigidas a l@s más pequeñ@s de la casa? En este punto, propongo un ejercicio basado en la autorreflexión: quienes tenemos y debemos asumir la responsabilidad de su educación ¿en algún momento nos hemos parado a analizar los mensajes que les estamos transmitiendo?, ¿somos capaces de leer entre líneas con mirada crítica y gafas de aumento? Si no es así, estaría bien que nos lo empezáramos a plantear... Es muy peligroso limitarnos a echar balones fuera reduciendo las responsabilidades a l@s publicistas cuando en este asunto concreto todos y todas somos corresponsables directos.

La sociedad en conjunto se muestra orgullosa de los avances y logros que se han ido conquistando con el paso de los años y, desde luego, no voy a ser yo la que lo niegue; por supuesto que se han dado pasos hacia adelante, pero no me negaréis que a día de hoy ciertos mensajes disfrazados de juguetes conservan un regusto a rancio y naftalina que echan para atrás...

Si en la década de los 40-50 los juegos en los que se educaban a niños y niñas (por separado siempre) eran fiel reflejo del articulado de la Sección Femenina, y para muestra un botón:


De obligado cumplimiento será reconocer que más bien poco hemos avanzado si ojeamos un catálogo de los que por estas fechas envían las grandes superficies. Más de 200 páginas cargadas de mensajes subliminales que por reiterativos rozan el hastío.

Nos rasgamos las vestiduras cuando leemos cosas como:

“Ten preparada una comida deliciosa para cuando él regrese del trabajo. Especialmente, su plato favorito. Ofrécete a quitarle los zapatos. […].
Prepárate: retoca tu maquillaje, coloca una cinta en tu cabello. Hazte un poco más interesante para él. Su duro día de trabajo quizá necesite de un poco de ánimo, y uno de tus deberes es proporcionárselo.
Durante los días más fríos deberías preparar y encender un fuego en la chimenea para que él se relaje. Después de todo, preocuparse por su comodidad te proporcionará una satisfacción personal inmensa”.
(Fragmentos extraídos de la Economía doméstica para bachillerato y magisterio de la Sección Femenina, 1958).

Y ¿no nos llama la atención la constante dualidad niño-niña que inunda estas publicaciones? Porque a mí me incomoda sobremanera que a una niña por sistema haya que venderle un mundo rosa (es que no hay variedad en la gama cromática, ¡fíjese usted!) y, por ende, al niño uno azul (sí, como el del príncipe de los cuentos) y da lo mismo que estemos hablando de motos, triciclos, bicicletas, coches o patines… De vez en cuando en un alarde de creatividad y osadía fabricantes sacan a la venta un juguete en amarillo o verde… ¡parece mentira!… A ver ahora cómo saber a quién se lo tengo que regalar… Es que mira que les gusta complicarlo todo…

Tanto se ha escrito y denunciado públicamente este asunto que en lugar de replantearnos el contenido de los mensajes por aquello del “vale más una imagen que mil palabras”, hemos tomado el camino del medio y con el fin de evitar el sexismo en la publicidad se ha optado por hacer desaparecer a las personas, así no hay polémica alguna.
Conclusión: neutralidad= ¿ocultación? Otro ejercicio que ejemplifica lo dicho: comparad los catálogos de juguetes de hace años con los actuales… fijaros en cómo se ha reducido de una manera más que abrumadora el número de fotografías de niños y niñas jugando… Ya no pueden “provocar” las imágenes de niñas cocinando y/o planchando y niños jugando a ser superhéroes, banqueros, ingenieros o militares, sencillamente porque no aparecen, pero ¿significa eso que nuestra mentalidad ha cambiado? O ¿es un simple maquillaje a lo políticamente correcto? Que digo yo ¿es que niños y niñas no pueden jugar juntos? Sin duda, NO, si no les enseñamos que pueden y, de hecho, deben hacerlo.
Y la ocultación de una realidad en la que convivimos hombres y mujeres no creo que sea un buen comienzo, máxime si tenemos en cuenta que jugando es como en la infancia se adquieren conocimientos de todo lo que nos rodea.

Bien, pongamos que juegan juntos… Ahora toca entrar en el tema de los roles.

Curiosa esta imagen de los años 50 en que los niños jugaban a ser soldaditos y las niñas les acompañaban vestidas de enfermeras: ellas siempre al cuidado… Porque así debe ser ¿no? Y cuando no están al cuidado, su anhelo se traduce en ser madres, princesitas, top model o maquilladoras…

¿De verdad hemos cambiado tanto?

Sigo leyendo el catálogo y me asombra (es triste, pero es así) encontrar una imagen como ésta:

Sí, sí, un niño…¡jugando a las cocinitas! Si tenemos en cuenta que en esa página aparecen seis distintas: dos de ellas regentadas por niñas, sólo una compartida (la de la foto) y las restantes “neutrales”… En fin, todavía nos queda bastante por hacer, pero es un comienzo.

Otro pequeño avance, parece que vamos entendiendo que niños/as pueden jugar juntos… aunque la dirección y, en este caso, el volante lo lleven ellos… Por más que he buscado…la inversión de roles se apunta, pero no despunta.

Queda un largo camino por recorrer para conseguir erradicar el sexismo de unos roles atribuidos históricamente y de los que aun nos cuesta desprendernos. En esta iniciativa, tod@s debemos llevar la voz cantante (y no sólo nosotras la sartén por el mango) y abrir bien los ojos ante los mensajes que día a día recibimos e interiorizamos de manera inconsciente (en otra ocasión hablaremos de la publicidad para adultos, donde hay mucha tela que cortar).

Mantener una mirada crítica, es lo que nos ayuda a crecer. Ya lo dijo Pitágoras: “Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres”.
Pitágoras y el masculino genérico… Por lo menos, hoy somos capaces de detectarlo; sin duda, algo hemos avanzado.

Saludos,
Una ventana para generar igualdad

No hay comentarios:

Publicar un comentario